La gente desconfía de la vacuna porque la hecatombe anunciada no se ha producido, según Marc Edson Augustin, director médico del Hospital St. Luc en Haití. Foto por Carvens Adelson | AyiboPost

Sin pruebas masivas y sin estadísticas completas de mortalidad es imposible cuantificar cuántas personas han sido infectadas y han muerto por COVID-19 en Haití. Pero una cosa es clara, las autoridades sanitarias de Haití no han tenido control sobre la propagación del virus en el país.

Por Emmanuel Moïse Yves | Centro de Periodismo Investigativo y Ayibo Post

PUERTO PRÍNCIPE, Haití – La falta de recursos gubernamentales, las creencias culturales, la inestabilidad política y los desastres naturales han hecho imposible que el abatido sistema de salud de Haití pudiese responder y controlar la pandemia del COVID-19 adecuadamente, encontró una investigación del Centro de Periodismo Investigativo (CPI) y Ayibo Post.   

Aún así, los relatos en la calle aseguran que no ha habido una calamidad mortal mayor a causa del COVID-19 en Haití. Irónicamente, el aislamiento causado por los disturbios civiles, la violencia extrema y la inestabilidad política puede que les haya salvado la vida.

Primero, no había pruebas disponibles, sólo tres clínicas públicas de COVID-19 disponibles y los hospitales privados se negaban, y todavía se niegan, a admitir pacientes con COVID-19 en esta empobrecida nación caribeña de 11 millones de habitantes. Entonces, las autoridades vieron que los pacientes no llegaban a las pocas clínicas disponibles, a pesar de que hubo un brote de síntomas de fiebre no diagnosticados entre la población. La razón: la mayoría de la gente prefirió quedarse en casa usando remedios de la medicina tradicional.

Hoy día se desconoce el número de muertos y el nivel de contagio y no pueden estimarse, ya que no existen estadísticas completas de mortalidad y el número de pruebas es bajo. La vacunación también es muy lenta, con menos del 1% de la población vacunada.

Hasta julio, las vacunas no estaban ampliamente disponibles, pero desde entonces el país ha recibido 600,000 dosis de las cuales tuvo que devolver 250,000 a las entidades donantes, para evitar su caducidad, debido a la baja demanda.

Haití contabilizó oficialmente sus primeros casos de coronavirus el 19 de marzo de 2020. Desde entonces, el número de personas que dieron positivo al virus COVID-19 ha seguido aumentando drásticamente. Según la última evaluación de la situación epidemiológica del COVID-19 en Haití, publicada el 20 de noviembre de 2021, se han registrado 25,027 casos confirmados de coronavirus y un total de 727 muertes de las 139,106 pruebas que se administraron. Según este mismo informe, la tasa de positividad fue del 18.1%.

En junio de 2020 la propagación activa del virus en Haití (que se considera el pico de la enfermedad) afectó a Marie Claudette Jocelyn, residente de Saint-Jean du Sud en el departamento sur del país. “Tuve un fuerte dolor de cabeza durante unas tres semanas, dolores musculares intensos, tos severa con una fiebre terrible”, dijo la mujer de 60 años. La agricultora se había negado a ser hospitalizada y se recuperó por su cuenta con infusiones de hierbas locales. Su contaminación fue confirmada por una nuera que trabaja en el Laboratorio Nacional de Salud Pública.

Su nuera envió un equipo a su casa, ubicada en un lugar remoto de su comuna. Si no hubiese sido así, es posible que no se hubiese sabido que el virus la estaba afectando porque, en ese momento, la cantidad de pruebas que realizaban diariamente las autoridades sanitarias haitianas eran muy limitadas. Según el informe epidemiológico del 30 de junio de 2020 del Ministerio de Salud Pública y Población (MPHP) y el Ministerio de la Santé Publique et de la Population (MSPP) francés, se han analizado 12,566 casos sospechosos de COVID-19.

Durante el período entre el 31 de enero y el 30 de junio de 2020, se realizaron alrededor de 2,400 pruebas mensuales, en ese intervalo de cinco meses. La cantidad de pruebas realizadas fue muy baja, en comparación con la República Dominicana que, con 10.9 millones de habitantes, hizo un promedio de 19,886 pruebas mensuales durante este mismo período. Haití acaba de pasar la marca de 119,319 pruebas durante el mes de octubre de 2021, mientras que el país vecino realizó más de dos millones de pruebas.

“Tuvimos que establecer criterios antes de poder hacer las pruebas. El paciente debería mostrar clínicamente signos de enfermedad antes de ser evaluado para evitar desperdiciar nuestros recursos, que no teníamos en grandes cantidades, ya que una prueba de PCR cuesta más de USD $100. Otro problema fue que las máquinas que se utilizaban en ese momento para realizar las pruebas de PCR también se estaban usando para el manejo de la tuberculosis (TB) y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Por lo tanto, se hicieron pruebas en pequeñas cantidades, para que las personas pudieran seguir haciéndose las pruebas de detección para el VIH y la TB. Este tipo de problemas ya existían”, dijo Lauré Adrien, director general del Ministerio de Salud Pública y Población (MSPP).

A pesar de sus limitaciones, se han tomado medidas de salud para prevenir la enfermedad entre la población haitiana. Sin embargo, el ya débil sistema de salud haitiano había causado una verdadera preocupación entre la población, de ocurrir una contaminación masiva.

“El miedo a ser infectado por el virus hizo que los ciudadanos se tornaran agresivos con las personas que dieron positivo. Los infectados con la enfermedad también temen ser víctimas de la población”, dijo Raphaël Allan, cirujano del Hospital Immaculée Conception des Cayes en el departamento sur del país.

La reacción de los vecinos de la ciudad de Milot (departamento norte de Haití) confirma las palabras de este médico. Para evitar la propagación del virus en su comunidad, los residentes intentaron quitarle la vida a Bellamy Nelson, una profesora universitaria de quien se sospechaba que había contraído el virus. El Hospital Bernard Mevs de Haití también experimentó una situación similar. La gente amenazaba con incendiar este hospital, el cual quería instalar un centro de tratamiento de COVID-19 allí.

A pesar de todo, no se produjeron las 20,000 muertes y los 3 millones de infectados, según el pronóstico epidemiológico que había anunciado el grupo de trabajo científico. Según Marc Edson Augustin, director médico del Hospital St. Luc en Haití, estos elementos contribuyen a que la población se niegue a vacunarse contra el COVID-19. “El coronavirus todavía está en nuestras paredes. La vacunación sigue siendo la mejor forma de combatirlo. Pero la gente desconfía de la vacuna porque la hecatombe anunciada no se ha producido y el nivel de contagio sigue siendo bajo en Haití, a pesar del incumplimiento de las medidas preventivas por parte de la población”, dijo el médico.

Lunick Santiague es cirujano traumatólogo y director del centro de tratamiento de coronavirus en la zona Delmas 2. Según él, la violencia, la anarquía y la inestabilidad que se ha ido intensificando en Haití es probablemente una de las razones que explica por qué no hay muchos casos de COVID-19 en el país.

“El problema de la inseguridad forzó a la diáspora y a los turistas a no regresar a Haití para las celebraciones de fin de año de 2019. A principios de 2020, la inseguridad y la situación destructiva del país obligaron al gobierno a cancelar las festividades de carnaval de febrero de 2020. De ahí, la ausencia de extranjeros y el turismo. Por lo tanto, es posible que Haití no haya registrado muchos casos positivos y muertes, aunque también se sabe que faltan cifras exactas en términos de prevalencia de la pandemia en Haití, ya que a la población no se le han hecho pruebas, de manera masiva”, indicó Santiague.

Propagación silenciosa del virus
Haití enfrenta actualmente una ola de casos de coronavirus desde el anuncio del MSPP 16 de septiembre de 2021, cuando confirmó la circulación de variantes Delta y Mu en el país. “Actualmente, hay un aumento en la cantidad de contaminantes en el análisis realizado. Esta observación debe repetirse durante varias semanas, para concluir que se ha alcanzado un pico de la enfermedad”, explica Jacques Boncy, director del Laboratorio Nacional de Salud Pública.

La actual escasez de combustible para la energía eléctrica en Haití afecta la capacidad de los laboratorios para realizar pruebas de detección. Esta situación reduce significativamente las actividades de seguimiento de casos que efectivamente confirmarían muchos más casos que las cifras publicadas. Pero antes de esto, estuvo la crisis política que afectó las campañas de comunicación del COVID-19. La desconfianza de la población hacia los líderes políticos los llevó  a no creer, en los primeros momentos de la pandemia, que la enfermedad existe en Haití. Estos factores, sumados al terremoto del 14 de agosto en el sur, impidieron que el MSPP, cuyos recursos son escasos, hiciera un seguimiento adecuado de la enfermedad en Haití.

El aumento de nuevos casos mencionado por el doctor Jacques Boncy también se confirma en los hospitales. El Hospital St. Luc, ubicado en la comuna de Tabarre, es uno de los centros comunitarios gratuitos en la región occidental de Haití que recibe personas infectadas con el virus COVID-19. Según el director médico, Marc Edson Augustin, el Hospital St. Luc está experimentando un aumento en el número de pacientes infectados con el virus COVID-19. “Hubo una pausa durante casi tres meses en el hospital. Ahora hay cuatro veces más personas hospitalizadas por complicaciones de COVID-19. Antes, el hospital tenía una veintena de pacientes”, indicó Augustin.

Este médico cree que el plan de preparación y respuesta al coronavirus desarrollado por el MSPP para contrarrestar la pandemia en Haití no fue suficiente para hacer frente a la gravedad de la emergencia de salud pública que estaban enfrentando.

“A pesar de su poca capacidad, las autoridades sanitarias de Haití hicieron grandes esfuerzos para combatir el virus. Pusieron en marcha un plan de preparación y respuesta para las intervenciones que deberían llevarse a cabo. Por otro lado, si se consideran las deficiencias financieras que enfrenta el sistema de salud de Haití, se puede deducir rápidamente que este plan no abordó por completo la amenaza de la enfermedad”, puntualizó Edson Augustin.

De hecho, durante años el sistema de salud haitiano ha experimentado serias dificultades financieras. En el proyecto de ley 2018-2019, aún vigente al no haber parlamento que ratifique uno nuevo, solo el 4% del presupuesto nacional se destina a salud. Esta cantidad está lejos de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que sugiere que un 15% del presupuesto nacional en los países de bajos ingresos se gaste en salud.

“Esta cantidad representa casi nada para el sector de la salud haitiano. Dicho esto, el estado haitiano no ha estado muy preocupado en invertir en la salud por muchos años. No se puede esperar que las autoridades del MSPP hagan un milagro durante el coronavirus”, explicó Augustin.

El Director General del MSPP, Lauré Adrien, dijo que tanto los problemas financieros y de seguridad que enfrenta el país están obstaculizando la implementación real de este plan.

“Los planes se basan en pronósticos”, dijo.

“Además de tener el dinero, se necesita el comportamiento de los individuos en relación con la información difundida para que sea exitoso. Probablemente sea en este punto donde se pudiera decir que hemos perdido la batalla. Independientemente del grado de conciencia, no logramos tener la respuesta esperada en la población. Este tipo de caso no es solamente en Haití, ya que en todo el mundo hay un conjunto de personas que van en contra de los principios establecidos y tienen otras creencias relacionadas con la enfermedad”, abundó.

Aún así, el director general del MSPP está satisfecho con el manejo de la enfermedad, a pesar del fracaso del sistema de salud haitiano. “No ha habido tantos daños y pérdidas de vidas en Haití. No somos los únicos con este perfil epidemiológico, muchos países de África están experimentando lo mismo”, comentó.

Con 3,354 médicos para 11 millones de personas según el último censo de profesionales de la salud realizado en 2018, Haití no podría hacer frente a la enfermedad si el país hubiese tenido muchas personas afectadas por modalidades más severas de la enfermedad.

La vacunación es muy lenta, con menos del 1% de la población vacunada. Foto por Carvens Adelson |  AyiboPost

La inactividad de los centros de cuidado
Para hacer frente al coronavirus en Haití, se hicieron disponibles 1,011 camas en 26 centros de atención solo para pacientes con COVID-19. Estos nunca se excedieron de casos, incluso durante el período considerado como el pico de la enfermedad. Los centros se crearon luego de que pronósticos epidemiológicos decían que alrededor de tres millones de personas se infectarían con la enfermedad y que 20,000 podrían morir.

“La preocupación del grupo de trabajo científico era evitar que los hospitales se llenaran de muchos casos, por lo cual el Estado tomó las medidas para establecer estos centros de atención”, indicó Jacques Boncy, presidente de la Unidad Científica creada para hacer recomendaciones al gobierno sobre la mejor manera de combatir el virus en Haití.

Para el doctor Marc Edson Augustin, el COVID-19 no ha tenido tiempo de poner a prueba el sistema de salud de Haití.

“Los escenarios epidemiológicos pronosticados resultaron falsos. Por eso, los centros que se establecieron para recibir a los pacientes no se llenaron según lo planificado. Por lo tanto, nuestro sistema de atención de salud, que ya estaba fallando, nunca ha sido afectado ni colapsó por la epidemia. Además, la mayoría de las personas que contrajeron el virus se quedaron en casa”, indicó Augustin.

Durante el aumento de casos en junio de 2020, el centro de atención de Canaan, que tenía 200 camas, solo recibió a tres pacientes. Las facilidades del Centro Olímpico, con 160 camas, solo recibió a un paciente durante ese mismo período.

“Estos centros casi no tenían pacientes, cuando se identificaron muchos casos de coronavirus en Haití. Es cierto que no todas las personas infectadas necesitaron hospitalización, pero la mayoría de las que la necesitaron rechazaron la admisión”, explicó la doctora Lauré Adrien.

Según el director del laboratorio nacional, Jacques Boncy, la mayoría de los casos confirmados que rehusaron la hospitalización se explican debido a la relación que tienen los haitianos con los establecimientos de salud.

“A la mayoría de los haitianos no les gusta ir al hospital para recibir tratamiento. No es parte de la cultura”, dijo.

Según Santiage Lunick, director de Delmas 2 COVID-19, este centro suspendió sus actividades COVID-19 a partir del 14 de agosto de 2021, para dar cabida a las víctimas del terremoto de Le Grand Sud.

“Los pocos pacientes de COVID-19 que tuvimos fueron transferidos a otros centros, incluyendo el Hospital St. Luc”, indicó.

“Durante este período, los centros estuvieron abiertos y contaban con equipos y personal de salud asignados para proveer asistencia. Estas estructuras no se cerraron porque el estado quería que se cerraran. La inactividad que se observó en estos centros obligó al estado a reducir el personal de salud, que eran más que los pacientes ingresados. Por eso se desactivan estos centros. No obstante, todavía existen espacios para unidades COVID-19 en hospitales. Los activaremos cuando sea necesario”, indicó el director general del MSPP. Los centros fueron desactivados en septiembre de 2020.

Él también reconoce que en Haití ha habido muchos casos positivos. Los casos positivos fueron probablemente mucho más de lo que revelan los datos oficiales, dice. “Pero el país ha tenido muy pocos pacientes que desarrollan modalidades graves de la enfermedad”, argumentó.

“Además, Haití no es el único que se salvó de un desastre de salud relacionado con COVID-19, los escenarios epidemiológicos pronosticados para muchos países de África y el Caribe no se han producido”, agregó Adrien.

El cuestionamiento de las estadísticas de COVID-19
Desde que surgió el COVID-19, a nivel mundial, en diciembre de 2019, el número de personas infectadas con este virus ha seguido aumentando. Según datos de la OMS, se han confirmado más de 257 millones de casos de COVID-19 en todo el mundo. Las cifras también muestran que ya se han registrado 5 millones de muertes por la pandemia.

Según el informe epidemiológico más reciente del MSPP del 20 de noviembre de 2021, las tasas de coronavirus en Haití muestran 25,027 casos confirmados (47.2% de mujeres) con una tasa de mortalidad del 2.90%. Haití reportó sólo 727 muertes causadas por COVID-19 y un total de 20,973 personas infectadas que ya se están recuperando de la enfermedad. Al mismo tiempo, el departamento occidental tenía casi las tres cuartas partes de su población infectada con COVID-19. Pero la tasa de mortalidad más alta del país sigue siendo el departamento de Nippes con 7.84% y el departamento del Norte con 6.18%. El número de pruebas realizadas en Haití es de 133,064 para los 11 millones de habitantes.

Los profesionales que trabajan en el sistema de salud de Haití desconfían de estos datos compartidos por el MSPP. En cuanto a esto, el Dr. Adrien cree que, a pesar de que las cifras oficiales no recogen la realidad actual, aún así, reflejan un cuadro cercano de la realidad epidemiológica del país.

“Cuando se encuentra un caso positivo de COVID-19, no es el único caso de contaminación. Puede tener cinco o seis casos relacionados. También hay que considerar el comportamiento de la población con relación a la enfermedad porque muchas son personas que se niegan a admitir que la enfermedad existe en Haití. Las personas que han dado positivo en la prueba de la enfermedad cuestionan su diagnóstico y se niegan a creer que son portadoras del virus”, acotó.

Más allá de las cifras oficiales, casi no hay datos extraoficiales sobre la enfermedad. De hecho, la mayoría de los hospitales privados de Haití se habían negado a recibir pacientes con COVID-19. Según Jacques Boncy, presidente de la Célula Científica en Contra del COVID-19, no todas las muertes relacionadas con COVID-19 son registradas.

“La hoja de cuadre que reporta el MSPP representa el número de muertes institucionales reportadas, ya que todos los centros COVID-19 fueron administrados por el estado. Hay otros casos fuera del sistema hospitalario [público] que no se contabilizan. Considero que estos datos son indicadores. Por ejemplo, cuando van en aumento durante un período, los veo como una señal de la gravedad de la enfermedad por coronavirus en Haití”, dijo Boncy.

Durante el pico de la enfermedad en Haití, hubo una epidemia de fiebres leves. Muchas personas se habían visto afectadas por una fiebre leve que presentaba síntomas similares a los del nuevo coronavirus. Marc Edson Augustin sostiene que esas personas no fueron examinadas.

“No les hicieron pruebas de laboratorio debido a la baja capacidad de pruebas del MSPP en ese momento. En mi opinión, es muy probable que esa fiebre leve fuera una forma moderada de coronavirus. Dado que la población haitiana tiene un alto porcentaje de jóvenes, relativamente sanos, todos han tolerado las formas severas de esta leve fiebre que es similar al coronavirus”, dijo Augustin, cuyo hospital participa activamente en la lucha contra el coronavirus.

Los datos existentes corroboran la teoría del doctor Marc Edson Augustin porque los jóvenes son la población menos afectada por COVID-19. Las personas entre 20 y 49 años representan más de dos terceras partes de los casos de contaminación, según el informe epidemiológico del 20 de octubre de 2021. Sin embargo, es difícil obtener datos confiables sobre el perfil demográfico de la población haitiana.

El tema de la vacunación
Según cifras reveladas por el MSPP, en Haití se han administrado un total de 117,881 dosis de vacuna desde el 16 de julio de 2021, la fecha de la primera inyección. Al 20 de noviembre de 2021, solo 66,888 personas estaban completamente vacunadas. Esto es menos del 1% de la población del país. El desprecio de la población por la vacuna COVID-19 atrasa el proceso de vacunación e impide que las autoridades sanitarias haitianas alcancen la tasa de cobertura de inoculación deseada. Según Tristan Rousset, oficial de comunicaciones de la Oficina de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud en Haití, el gobierno haitiano tiene la intención de vacunar al 20% de la población.

Lambert Santé, una clínica ubicada en la comuna de Pétion-Ville, se encuentra entre las 149 facilidades de vacunación del país. Las actividades de vacunación mermaron en este centro durante la última semana de octubre.

“Recibimos alrededor de 50 personas al día. La población no está muy interesada en vacunarse contra el coronavirus”, dice una de las enfermeras que trabaja allí. Estos comentarios confirman las observaciones de Jones Polycarpe sobre la vacuna. Polycarpe es estudiante de la Universidad Estatal de Haití. Dijo que algunos médicos alrededor del mundo rechazan la efectividad de las vacunas. Su opinión es que no hay ninguna razón por la cual las autoridades sanitarias haitianas deban obligar a las personas a vacunarse dado que el país solo se ha visto afectado levemente por la enfermedad.

“Nadie me va a obligar a ponerme esta vacuna, que ya está teniendo efectos adversos en algunos individuos”, dijo.

Mucha gente en Haití comparte la opinión de Policarpo. El director general del MSPP dice estar consciente de esta realidad.

“La vacuna no es obligatoria, hay que dejar eso claro al público. Sin embargo, aunque la gente tiene derecho a no aceptarla, el problema es cuando estas personas quieren influir en el comportamiento de los demás”, comentó Lauré Adrien.

El MSPP todavía está lento dando con la estrategia de vacunación adecuada en Haití. Mientras tanto, la renuencia del público reta los pronósticos de vacunación en Haití.

“Si el proceso fluyera según lo planeado, ya las 500,000 dosis de vacuna Moderna recibidas en julio de 2021 se habrían administrado mucho antes de su expiración”, dijo el director general del MSPP.

El pobre historial de cobertura de inoculación obligó a Haití a devolver al COVAX (un programa de acceso global y equitativo a las vacunas contra COVID-19) más de 250,000 vacunas que expirarían el 6 de noviembre de 2021 y tuvieron que ser devueltas a COVAX para que pudieran ser reasignado a otros países con alta demanda. “La vacunación continúa. El Ministerio de Salud está intentando abrir muchos más centros de vacunación para evitar tal situación con las 100,000 nuevas dosis de la vacuna Moderna recibidas el 4 de noviembre de 2021”, dice Lauré Adrien. Las 100,000 dosis de vacunas recibidas en Haití a través de COVAX son cinco veces menos que los primeros inventarios de vacunas entregadas en Haití.

Según el sociólogo Wenchel Jean Baptiste, quien también es director del Hospital Caramed de la ciudad de Les Cayes, la negativa de la población haitiana a aceptar la vacuna contra el coronavirus se explica por su comportamiento frente a la ciencia.

“Los haitianos no han desarrollado una buena relación con la ciencia”, dijo.

Como ya asumen que las vacunas producen efectos nocivos, independientemente de las explicaciones científicas o los métodos que se utilicen para convencerlos, siguen incrédulos, explicó. Paralelamente, la población haitiana no ha rechazado los beneficios generales de otras vacunas. Regularmente vacunan a sus hijos a través de programas administrados por el MSPP que luchan contra la poliomielitis, la difteria y otras enfermedades. Estos programas existentes que alientan a los haitianos a vacunar a sus hijos son parte de la tradición y las prácticas familiares haitianas, pero esto no significa que la mayoría de los haitianos crean en los efectos reales de estas vacunas en sus hijos.

El naturópata Patrick Jacques tiene una opinión bastante fuerte sobre el tema de la vacunación contra la enfermedad del coronavirus. Jacques se especializa en medicina naturista e interna. Él está a cargo de la dirección de Medicina Tradicional en el MSPP. Para él, la estrategia no debe ser alarmar a la gente para obligarla a vacunarse.

“La población de Haití desarrolla una especie de unidad colectiva frente a la enfermedad. No necesitamos vacunarnos para combatir el COVID-19”, sugirió.

Maxo Noël es farmacéutico, pero se ganó esta reputación como practicante de la medicina tradicional y cree que los haitianos deberían vacunarse. “Hay que vacunar a la gente. Es cierto que la medicina tradicional podría curar la mutación del coronavirus, creo que la vacunación es necesaria para estimular el sistema inmunológico”, admitió.

El aporte de las infusiones y la medicina tradicional
En Haití, la medicina tradicional tiene una gran demanda. Según Jacques, hay 40,000 naturópatas en el país. Tras la llegada del coronavirus a Haití en marzo de 2020, los haitianos han recurrido mayormente a remedios a base de hierbas para prevenir y curar la enfermedad en casos de contaminación. Los haitianos están acostumbrados a beber té para curar dolencias. Por eso es por lo que Marie Claudette Jocelyn, mencionada al principio del artículo, dice que solo tomó infusiones de hierbas hasta que se curó por completo del virus.

“La medicina tradicional ha jugado un papel importante en la lucha contra el coronavirus y nos ha permitido desarrollar resistencia a la enfermedad”, dijo Jacques, quien relata que entre los compuestos medicinales utilizados se encuentran tantos remedios preventivos (tés a base de jengibre, artemisa y sábila) y remedios curativos (compuestos de jengibre, leche y otras hojas medicinales). Estas recetas a veces varían según la región.

Estos compuestos medicinales, establecidos mediante protocolo por la Dirección de Medicina Tradicional, habían recibido especial atención por parte de la Universidad Estatal de Haití (UEH). En un estudio realizado en julio de 2020, la UEH identificó 72 recetas tradicionales para prevenir y combatir la enfermedad. La UEH abordó el tema para compartir una opinión científica y ética sobre las fórmulas y recetas utilizadas.

“Según la literatura consultada y las monografías elaboradas sobre la composición química y propiedades de los productos utilizados, se puede decir que la población ha sabido adecuadamente seleccionar productos y que las recetas aplicadas pueden aportar una mejor solución para muchos síntomas o incluso prevenir la aparición de complicaciones de la enfermedad, lo que demuestra el buen conocimiento de la medicina tradicional de la población y su particular habilidad para manipular las plantas”, según indica el documento.

El MSPP se niega a reconocer la eficacia de estos remedios en la lucha contra la enfermedad, dice el jefe de la división de Medicina Tradicional del MSPP.

“A pesar de todo, se intentó establecer una campaña en radio y periódicos comunitarios para promover esta práctica medicinal en la población”, dice este herbolario tradicional. Él cree que el liderazgo que él dirige dentro del ministerio debe convertirse en una entidad independiente para poder tener la capacidad plena de realmente respaldar los beneficios de la medicina tradicional en Haití y poder realizar investigaciones en esta área.

Noël estima que las recetas tradicionales a base de hierbas contribuyen a la curación de casi el 80% de los infectados con COVID-19 del país. Sin embargo, los profesionales de la salud y las autoridades sanitarias se niegan a comentar sobre el papel o la contribución de la medicina tradicional en la mitigación de los riesgos para la salud asociados a la enfermedad. Para el sociólogo Wenchel Jean Baptiste, las recetas tradicionales han jugado un papel crucial.

“También existe una relación entre la predisposición mental y los hechos. Dado que los haitianos creían firmemente en los efectos de la medicina tradicional, esta disposición mental, considerada aparte de las virtudes curativas que, de hecho, tienen las plantas, no impactó positivamente los resultados esperados”, explicó.

Perspectiva de los expertos en salud
Haití tiene uno de los sistemas de atención médica más pobres del mundo. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, no hay una mejoría significativa en los indicadores de salud. La cobertura de salud sigue siendo inadecuada e inaccesible para los ciudadanos de bajos ingresos, quienes representan casi 8 millones de la población, según datos del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas. Los datos que se proveen al inicio del artículo sobre el número de médicos disponibles para la población haitiana ilustran esta realidad.

“De hecho, el estado haitiano había adquirido equipo médico para fortalecer el sistema médico durante la enfermedad. Pero el país está tan afectado con problemas que será difícil evaluar y ver realmente el impacto de estos esfuerzos”, dijo Lauré Adrien.

Dicho esto, el director general del MSPP cree que los líderes haitianos son incapaces de cambiar para mejorar lo que han aprendido en cualquier área.

“El tema de la salud en Haití es complejo, debe ubicarse en el contexto del desarrollo general del país”, indicó.

El Dr. Santiago Lunick concuerda. Según él, la gobernanza de Haití tiene un gran impacto en las diversas instituciones del país.

“El día que el Estado haitiano funcione, todas las instituciones del país también tendrán un desempeño más o menos satisfactorio. Es más que obvio que Haití no puede beneficiarse de un sector de salud exitoso dentro de un país extremadamente desorganizado”, concluyó.

Esta investigación fue posible en parte gracias al apoyo de Para la Naturaleza, Open Society Foundations y la Fondation Connaissance et Liberté (FOKAL).

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