El Día Internacional de los Trabajadores inició siendo la fecha conmemoratoria del movimiento obrero a nivel mundial. Se basa en la reivindicación y homenaje a los mártires de Chicago, Estados Unidos, quienes el 1ero de mayo de 1886 fueron ejecutados por participar en varias manifestaciones en las que se exigía una jornada laboral de ocho horas.

Hoy en día se ha convertido en una fecha en la cual se conmemora a todas aquellas personas que trabajan cada día para sacar adelante a sus familias, comunidades y países (de manera formal o informal), y también se exige más y mejores derechos para el sector trabajador en el mundo. Pero, ¿cuál es la realidad de las personas que trabajan en Nicaragua? ¿Cuáles son los problemas que agobian al sector trabajador? En Coyuntura analizamos algunos de los factores más relevantes en la vida de la población trabajadora del país.

Los peores salarios y la canasta básica más alta en la región

Venezuela es el país latinoamericano con el salario mínimo más bajo de la región, seguido por Nicaragua. En el caso de Centroamérica, un estudio publicado en el 2019 por la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social (STSS) de Honduras reveló que el salario mínimo promedio (en dólares norteamericanos) más bajo durante el 2018 es el de El Salvador y Nicaragua, con USD $261.05 y USD $275.26 mensuales, respectivamente.

Las actividades económicas relacionadas a la construcción, los servicios financieros y seguros tienen el salario mínimo vigente más alto en Nicaragua, el cual es de C$9,592 córdobas, pero esto no causa ninguna esperanza ya que el país no solo cuenta con los peores salarios de Centroamérica, sino también con una de las canastas básicas más caras de la región en relación con el salario mínimo, llegando a tener un costo de C$14,287.56 córdobas según el Banco Central (BCN).

En caso contrario, Costa Rica registra el salario mínimo más alto de Centroamérica (USD $821.27 en promedio) y el costo de la canasta básica en dicho país es de USD $285.31, según el estudio realizado por el STSS.

El estado del trabajo formal e informal

En los últimos meses, debido a la crisis sociopolítica y humanitaria que se vive en Nicaragua, al igual que por la emergencia de salud que agobia al mundo, e incluso antes, los empleos informales han reinado en el país. Según datos publicados por el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) en el 2015 el 80% de la economía nacional era informal, datos que en la actualidad han ido en aumento.

A pesar de esto el Gobierno de Nicaragua nunca ha mejorado las condiciones laborales de este sector del país y tampoco ha creado programas de inclusión con estándares mínimos para atender y apoyar a dicha población.

Según el último informe coyuntural publicado por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES) el Covid-19 generará una nueva ola de desempleo y de trabajo informal en el país, agudizando aún más la recesión económica. Los datos presentados por FUNIDES estiman que la tasa de desempleo aumente este año entre el 7.3 y 9.2 por ciento.

Estos datos demuestran que podría haber entre 25 mil y 89 mil nuevos desempleados a lo largo de este año, lo cual también aumentaría el número de empleos informales.

Las riquezas del país y el relevo generacional

Según el Informe sobre Desigualdad Mundial 2018 creado por World Inequality Lab, en Nicaragua el 30% de las riquezas está en manos del 1% de la población lo que significa que el capital de los seis principales multimillonarios del país equivale a la de los 4 millones más pobres. Esto representa un serio problema para los trabajadores, emprendedores y la población en general debido a que disminuye excesivamente las oportunidades de subsistencia.

Así también, otro serio problema al que se enfrenta la clase trabajadora, principalmente el sector de 30 años o menos, es la poca disposición que existe por parte de los actuales actores económicos, políticos y empleadores de otorgar oportunidades y confianza a las nuevas generaciones de jóvenes profesionales.

El relevo generacional en el país ha sido un problema que se ha profundizado en todos los sectores, lo cual dificulta la creación y adquisición de oportunidades concretas para el desarrollo de nuevos talentos.

Por su parte, el Estado no hace nada por los nuevos profesionales, dejando en el limbo a nuevas generaciones de licenciados, ingenieros, médicos y técnicos, de los cuales muchos, al final del camino, deciden irse del país en busca de nuevas oportunidades, estabilidad social e incluso mejor educación, y aumentan la llamada “fuga de cerebros”.

El déficit del Seguro Social

Sin duda alguna la tragedia del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) afecta a unos dos millones de nicaragüenses, quienes no solo deben lidiar con el peor sistema de salud en la región, sino también con el aumento de los gastos y la corrupción en la institución, la sanguinaria reforma de febrero de 2019 y la falta de medicamentos y profesionales aptos para la atención.

Según un estudio realizado por el economista Carmelo Mesa-Lagose, se calcula que para este año el déficit del INSS supere los C$8,772 millones de córdobas, lo cual pondría en una situación extrema al sector asegurado y trabajador del país.

Estos son algunos de los problemas a los cuales se enfrenta la clase trabajadora en Nicaragua, lo cual deja al descubierto la precariedad de los empleos en el país y la inacción por parte del Gobierno para mejorar la calidad laboral y de vida de la ciudadanía.

A todo esto debemos agregarle otras dificultades que viven varias comunidades vulnerabilizadas en el país, tales como las mujeres, la población LGBTIQ, las personas con discapacidad y las comunidades indígenas y campesinas.

En este Día del Trabajador no hay nada que celebrar, pero si mucho por exigir.

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