Radio Progreso

Primera actitud: Creer en nosotros mismos, en nuestras fuerzas y capacidades. Convencernos que las respuestas no nos vendrán de arriba, y las verdaderas transformaciones son las que impulsemos desde nuestras capacidades.

Una segunda actitud: mirar hacia abajo, hacia la gente que está aplastada, la que lleva todas las de perder, y descubrir en ella la principal fuerza transformadora. Es cierto que muchas actitudes negativas, de resentimiento y revancha, se han descargado en las espaldas de nuestro pueblo sencillo, porque la injusticia se ha ensañado sobre él. Creer en nuestras capacidades, y creer en la fuerza transformadora de la gente más humillada, y devolver su dignidad, es una actitud para nuestro tiempo.

Una tercera actitud: abrirnos al diálogo. No solo con quienes son de los nuestros, los que piensan igual, sienten igual y se apoyan por igual, sino con quienes piensan distinto a nosotros, tienen intereses diversos y andan por caminos diferentes. Sin apertura a este diálogo, no será posible que este año sea una oportunidad nacional..

Una cuarta actitud: aceptar que la verdad es construcción social permanente. Todas las personas y sectores de la sociedad tienen una cuota de verdad que aportar, pero ninguna verdad de nadie es verdad absoluta. En toda persona y sector, por mucha pulcritud que parezca tener, existe algo de error, y en todo caso nadie es poseedor de la única verdad. La verdad es un proceso de construcción social de conjunto. La principal verdad no es la que proviene de quienes hablan más o tienen más capacidad para difundirla; la verdad más grande, profunda y convincente es la que nace de los clamores y rostros sufrientes de la gente oprimida.

Una quinta actitud: acentuar el valor y la riqueza de lo público por encima de lo privado. Que valoremos, protejamos y defendamos el territorio y las riquezas naturales del lugar donde vivimos: nuestras riquezas minerales, nuestra agua, nuestros bosques, nuestro ambiente; que valoremos la escuela y el colegio, el centro de salud y el hospital, el parque y la plaza pública. Enviar nuestros hijos e hijas a la escuela pública o si estamos enfermos ir al sistema de salud público, puede ser un gesto testimonial muy comprometido de esta actitud de amar y valorar lo público como la más hermosa expresión de una sociedad que busca construir ciudadanía activa.

Una sexta actitud: Realizar nuestros trabajos, compromisos y luchas locales desde una visión nacional. Una actitud así facilitará la articulación de lo que hacemos con otros sectores de la misma zona, de la región y del país. Si esta actitud de visión nacional la abrimos a una mirada centroamericana, fortalecerá todavía más los compromisos y tareas locales.

Una séptima actitud: Contrarrestar con nuestra lucha todo aquello que atente y agrede la dignidad humana. Que no quede ningún acto de corrupción ni violación a derechos humanos sin que sea denunciado para que así pongamos un signo preciso de estar en lucha militante contra la impunidad.

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