El Desastre Electoral en Honduras: ¿Incompetencia o Entorpecimiento Deliberado? Un Fracaso de Liderazgo

Las elecciones internas del 9 de marzo de 2025 en Honduras fueron un caos logístico sin precedentes. Centros de votación abrieron con horas de retraso, y el material electoral quedó varado en estacionamientos y otros lugares improvisados en San Pedro Sula y Tegucigalpa. Las Fuerzas Armadas, responsables de su distribución, fallaron rotundamente. La situación genera sospechas, especialmente porque la ministra de Defensa, Rixi Moncada, también es candidata presidencial del partido Libre.

Como oficial del Ejército en condición de retiro, me sorprende escuchar que un alto mando militar minimice el desastre como un “aprendizaje”. La logística es una de las principales funciones de las Fuerzas Armadas, y hemos manejado elecciones por décadas, aún cuando no había tecnología de comunicaciones e identificación como las actuales. ¿Cómo es posible que este año 2025 todo saliera tan mal?

Solo hay dos explicaciones: o fue un error de planificación grave, o un acto deliberado para afectar el proceso electoral.

Si fue incompetencia, la responsabilidad recae en Moncada, rectora de la FFAA, debía garantizar el cumplimiento de esta tarea. Si no pudo manejar la entrega del material electoral, ¿cómo espera gobernar un país?

Si fue intencional, como algunos sugieren, estaríamos ante un intento de manipulación desde el gobierno actual. Dado el poco apoyo de Moncada dentro de su propio partido, no sería descabellado pensar que el retraso buscaba afectar la participación opositora.

Negligencia o cálculo político, el daño está hecho: la confianza en el proceso electoral ha sido golpeada. Unas elecciones deben ser transparentes y eficientes. Lo ocurrido el 9 de marzo envía el mensaje contrario.

Lo único que sí honró la democracia fue la determinación del pueblo hondureño. Observadores, votantes y trabajadores electorales soportaron largas horas de espera y desorden, pero no abandonaron su deber. Ver en los medios a una joven madre con su hija dormida en brazos esperar más de 12 horas para votar, es todo un ejemplo de democracia. Ella, como miles de hondureños que esperaron horas para votar, los custodios que no abandonaron las urnas, y los miembros de mesas que terminaron de conteos y actas a altas horas la noche, son los héroes de este proceso. Su compromiso con la democracia superó la ineptitud de las autoridades.

Honduras no es un país sin experiencia electoral. No hay excusas para el desastre del 9 de marzo. El general Roosevelt Hernández, jefe del Estado Mayor Conjunto, debe renunciar o ser destituido de inmediato. Bajo su mando, las Fuerzas Armadas han fallado en una de sus responsabilidades más cruciales, afectando el derecho al voto y la estabilidad democrática. Además, afectó reputacionalmente a la institución armada.

Si Honduras quiere recuperar la confianza en su democracia, este bochornoso episodio no puede quedar impune.

Jacqueline Foglia Sandoval, Capitán (R)

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