Evelyn Hernández
Honduras enfrenta un sistema de salud que está lejos de garantizar el bienestar de la ciudadanía. El Artículo 145 de la constitución de la República, de forma ambigua, cita “Se reconoce el derecho a la protección de la salud. El estado conservará el medio ambiente adecuado para proteger la salud de las personas”.
La situación se caracteriza por una fragmentación y descoordinación evidente en el sector de salud pública, un déficit en infraestructura y tecnología, una baja inversión y financiamiento, así como una limitada cobertura y acceso a servicios médicos. Estos problemas se traducen en altas incidencias de enfermedades prevenibles y una falta de atención integral en salud que resulta en muertes por causas prevenibles.
La esperanza de vida en Honduras aumentó marginalmente de 70.1 a 70.7 años, en comparación con el año 2021, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, la población hondureña continúa mostrando una esperanza de vida más baja que los habitantes de El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. En relación con el promedio centroamericano de 71.8, los hondureños tienen un año menos en esperanza de vida
Los hospitales y centros de salud públicos en Honduras a menudo parecen haber quedado atrapados en el tiempo. La mayoría de estas instalaciones son antiguas, deterioradas y carecen de equipamiento adecuado. La falta de inversión y cuidado ha llevado a un grave desgaste de la infraestructura y del equipo médico. Además, la falta de tecnología médica, como unidades de tomografía, radioterapia y mamografía, limita la capacidad del sistema de salud para atender de manera efectiva a la población.
Según datos de 2021 de la ASJ (Asociación para una Sociedad más Justa), el 44% de los médicos y enfermeras cree que las instalaciones de los establecimientos de salud están en mal estado. En estos datos, también se ve reflejado que la mayoría de los hospitales públicos se construyeron hace más de 20 años y no se han realizado remodelaciones significativas.
El gasto en salud es significativamente inferior al promedio regional, y la mayor parte de este se destina a salarios y contratos. Esta falta de inversión impacta directamente en la calidad de los servicios de salud ofrecidos y en la disponibilidad de recursos necesarios para brindar una atención adecuada.
En 2021, según los resultados en la encuesta de la ASJ el 48% de los médicos y enfermeras (de cinco hospitales) dijeron no contar con el suministro necesario para realizar su trabajo efectivamente. Estos datos también reflejaron que la SESAL no tiene la estructura organizativa adecuada ni el personal certificado para ejecutar los procesos de adquisiciones.
Las condiciones se agravan por la limitada cobertura y acceso a los servicios de salud, alarmantemente, solo el 10% de la población cuenta con algún tipo de seguro de salud, y un preocupante 18% de la población carece de acceso a servicios médicos esenciales. Esta cifra representa a más de 1.5 millones de hondureños que se encuentran en una situación vulnerable y sin acceso a atención médica.
El enfoque predominante de los servicios de salud en Honduras se centra en la atención de enfermedades en lugar de la prevención. Esta falta de énfasis en la prevención ha llevado a altas incidencias de patologías y muertes prevenibles.
El Banco Mundial en su informe “Gasto actual en salud per-cápita” menciona que la falta de ejecución del presupuesto de salud muestra la carencia de sistemas que agilicen la compras, contrataciones y la distribución pertinente de recursos, además resalta lo preocupante que es la falta de ejecución presupuestaria de lo designado para medicamentos e infraestructura.
Del gasto destinado a medicamentos, desde 2019 no se ha logrado ejecutar más del 90 % de los fondos. En 2021 solo se ejecutó el 46 %. En el año 2022 se observó una mejora, ya que se ejecutó el 85 %. Aun así, es preocupante la falta de ejecución del 15 %, cuando hay grandes necesidades en el sistema. En una supervisión realizada en noviembre de 2022 a hospitales, el 62 % de los pacientes entrevistados reportó que recibieron de forma incompleta o que no recibieron ninguno de los medicamentos que les recetaron en el establecimiento de salud.
A esta problemática se le suma el éxodo de médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud en busca de mejores oportunidades en el extranjero, esto ha dejado al sistema de salud hondureño con una grave carencia de personal. En 2017, Honduras tenía solo 0.3 médicos por cada 1,000 habitantes, en comparación con el promedio latinoamericano de 3. Esta escasez afecta directamente la calidad y disponibilidad de servicios de salud.
De acuerdo a datos más recientes dados por el boletín “Estado de País Salud” de la ASJ, en 2021, en Centroamérica había, en promedio, 9.9 doctores por cada 10,000 habitantes, mientras que en Honduras había 2.2 médicos para la misma cantidad de personas. En 2021, Honduras continuaba teniendo cuatro veces menos doctores que el promedio regional, de acuerdo a los resultados de la ASJ.
Además, la carencia de un sistema de información y base de datos nacionales completos y confiables dificulta la medición de avances y la toma oportuna de decisiones en el sistema de salud. Esto impide que se realicen intervenciones efectivas y que se aborden las necesidades de la población de manera adecuada.
Contrastando las promesas con la realidad
En el plan de gobierno propuesto por la presidenta Xiomara Castro, en la sección titulada “Salud, lo primero es vivir con calidad”, se presentan ocho propuestas destinadas a mejorar el sector de salud en Honduras. Estas propuestas incluyen una redefinición del sistema de salud, otorgando prioridad al sector público y enfocándose en la prevención como el mecanismo principal para evitar el deterioro de la salud de la población. Además, se enfatiza el fortalecimiento de la atención médica y la mejora de las infraestructuras hospitalarias.
Entre las propuestas se manifestó un aumento sustancial en el presupuesto asignado a la salud, la eliminación de los cobros en los establecimientos de salud públicos, la adquisición y suministro de medicamentos y además detener la privatización de la salud.
Sin embargo, la realidad actual muestra un panorama diferente. El sistema de salud a nivel nacional continúa experimentando un deterioro evidente. Existen pacientes que aún carecen de acceso a sus medicamentos, mientras que los trabajadores de la salud luchan por recibir sus salarios. La gestión en los centros hospitalarios es deficiente, y los resultados del Ministro de Salud, José Manuel Matheu, aún no son suficientes para garantizar el bienestar de la población.
La condición del sistema de salud en Honduras es alarmante, se requiere una mejora sustancial en la gestión de recursos para garantizar una atención pertinente, integral y digna para todos los hondureños y hondureñas.
Por otra parte, la corrupción se ha presentado de forma histórica en este sector, con las compras de emergencia sin licitación, compra de medicamentos con poco tiempo antes del vencimiento o dejados vencer, sobrevaloración de precios, robo de equipos costosos, etc. Estos hechos no han pasado de ser noticia y han quedado en la impunidad, afectando el derecho a la salud de la población. Sin dejar de mencionar los multimillonarios contratos con empresas privadas para subrogación de los servicios de salud.
Evelyn Hernández
Periodismo UNAH VS