Editorial
Radio Catolica de Trujillo
26 de enero 2018

Llego la fecha esperada para el pueblo Hondureño. El país se encuentra en la mayor encrucijada de la historia política nacional. Un presidente será investido bajo la sombra del mas grosero fraude, un presidente reelecto sin ser electo. Pero lo más grosero es ser investido bajo la mayor ilegalidad e ilegitimidad puesto que la actual Constitución no lo permite. Siempre estará resonando con mucha fuerza en nuestra conciencia el pesar de no haber levantado con fuerza nuestro grito en defensa de la Constitución antes que la Corte Suprema a través de la sala de lo constitucional hiciera lo más pusilánime que un magistrado puede hacer, romper los candados de la puerta de la casa de toda una nación, sabiendo que la llave la tiene el dueño de la casa, el pueblo a través de la constituyente.

Pero no es momento para llorar sobre nuestra frialdad política. Estamos escuchando y leyendo atentamente el informe de la MACCIH en el cual se atreve a publicar ligeros datos de su investigación a los altos padres y madres de la patria, es escalofriante saber que “más de sesenta diputados” entre retirados y actuales han “drenado” los fondos del presupuesto nacional. El imperio de la corrupción es criminal, a tal grado que para taparlo han modificado la ley del presupuesto nacional y llegado al “pacto de la impunidad”, ¡que bajo es nombrar político al corrupto, porque quien roba los fondos públicos no es político, es ladrón publico!. Sobre esa identidad corrupta, se reelige en la presidencia del Congreso a un diputado que según la MACCIH ha robado  haciendo uso de su investidura de presidente del Congreso y transfiriendo los fondos a ONGs mediante las cuales la red de la corrupción controla los fondos drenados y con migajas compran conciencias.

Durante los próximos tres años, estos ladrones públicos no se podrán tocar porque toda investigación queda bajo responsabilidad del Tribunal Superior de Cuentas, una institución que al estar plegada a la dirección gubernamental, no podrá intervenir su gestión y deducir responsabilidades. El 2020 harán otra jugada para volver a participar en las elecciones y reelegirse nuevamente, pues como no, si tienen absoluto control de todas las instituciones estratégicas del Estado. Escuchar la voz de la corrupción pronunciada por los portavoces del Congreso y la Corte Suprema acusando a la MACCIH de llevar adelante una campaña de la OEA contra la honorabilidad gubernamental, es el colmo.

En realidad, un nuevo capítulo se abre en la historia de este país. No existe organismo ni pacto internacional suscrito por el Estado hondureño que una dictadura respete. Los instrumentos para sostenerse son la gran empresa privada a la cual representa el Partido Nacional y Juan Orlando como presidente, y los órganos armados, ejército y policía, el binomio perfecto con que reprime las aspiraciones de un pueblo empobrecido. Lentamente estamos cayendo en la cuenta que una dictadura se abre paso en este bello país, lejos ha quedado el sueño de la democracia griega y la separación de poderes de Rousseau.

Los medios de comunicación que deberían jugar un papel importante en la formación de la conciencia y la dignidad, muchos trafican con la verdad, la acomodan a los intereses de quienes les pagan, engañan y contribuyen a mantener al pueblo dormido. Nuestra línea editorial de orientación cristiana tiene como finalidad orientar al pueblo de Dios que es todo el complejo tejido social a tomar una postura ética ante la tiranía. Jesús es nuestro referente en torno a quien nos unimos para entender las diversas corrientes de pensamiento y posturas, pero con criterios y principios sólidos en la verdad y la justicia. Él nos dice que los que se consideran jefes de las naciones las tratan como si fueran sus dueños, pero que no debe ser así entre nosotros. De esta raíz evangélica podemos deducir que no podemos ser tiranos, como no podemos estar de acuerdo que un tirano se imponga por la fuerza del dinero de la élite corrupta de este país, por la fuerza de la diplomacia y la tecnología militar imperial de los Estados Unidos.

¡Cuánto quisiéramos que el pueblo se levante pacíficamente pero con decisión y firmeza para derrumbar este gobierno corrupto y criminal que hace tanto daño al pueblo!. Pero el pueblo sabrá cuándo y cómo va a luchar. La iglesia siempre estará abierta a dialogar, nunca a traficar con la verdad. Recordamos lo dicho por el consejo presbiteral en diciembre 2017, pedimos perdón por el silencio, o por lo dicho fríamente antes. La realidad nacional golpea nuestra pasividad y con aquel espíritu de libertad del gran profeta de América, el beato Romero decimos “tengan miedo, iglesia que no se une a los pobres para denunciar desde el mundo de los pobres los atropellos que contra ellos se cometen, no es verdadera iglesia de Jesucristo”. Que el compromiso por la verdad, la justicia, la libertad, el bien común, sean nuestra bandera de unidad para transformar la familia y la comunidad. 

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1 Comentario

  1. Que bueno que una de las diocesis, hable como verdadero profeta, y como verdadero pastor; falta nos hace en toda la iglesia nuestra…es que ya no vivimos en la edad media…

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