Las lluvias de septiembre desnudaron nuevamente el estado de vulnerabilidad ambiental del país. Estamos a la mitad de la temporada ciclónica y ya tenemos miles de familias damnificada entre Santa Bárbara y Yoro, volvieron a perder lo poco que habían reconstruido después de los estragos de Eta e Iota.
Aún tenemos gente con el agua al cuello y ya tenemos una nueva vaguada tropical que su trayectoria amenaza todo el país. Según el Centro Nacional de Huracanes su lluvia estaría llegando al país durante el fin de semana. La preocupación aumenta porque la tierra ya está saturada de agua, los bordos del río Ulúa están rotos y con facilidad estaríamos ante un nuevo desastre.
Pero también preocupara porque el hambre y lluvia azotan las comunidades, ya que las inundaciones destruyeron los cultivos de maíz, plátano y yuca. La capacidad de resistir a nuevos fenómenos es más cuesta arriba.
El fenómeno llega cuando estamos en los días de la Semana Morazánica, lo cual ubica a los hondureñas y hondureños en dos universos paralelos: los que están en modo vacaciones y los que están salvando la vida frente a la crecida de los ríos. Parece una nueva edición de lo vivido hace dos años y ojalá no olvidemos la lección.
Salvar vida es la tarea central de estos días. Desde Radio Progreso-ERIC-SJ exhortamos a la población que, en vez de poner en riesgo su vida y la de sus seres queridos, aprovechen estos días de descanso para la solidaridad con la gente damnificada, y también para estar en modo vigilia, ya que los pronósticos encienden las alarmas.
Frente a la amenaza tenemos que establecer rutas de evacuación, identificar un lugar seguro donde albergarse, tener listo un kit de emergencias, que incluya desde baterías hasta medicina para dar los primeros auxilios. Por supuesto hay que tener los papeles importantes de las familias protegidos, junto al kit de emergencia. Ya que no se puede trabajar en obras de infraestructura para la reducción de vulnerabilidad, hacemos un llamado al gobierno central y local a centrar los cuerpos de socorro en modo de emergencia. No solo hay que hacer la vida digna de quienes ya están en los albergues, nos toca salvar la vida frente a la nueva amenaza.
