Juan Ramón Martínez
Nuestra democracia es frágil; pero tiene elementos positivos. Un grupo de ciudadanos, presumiblemente miembros del Partido Nacional, han reclamado a Nasry Asfura, pre-candidato presidencial, para que les de explicaciones sobre “el pacto” que hizo con el gobierno de Mel Zelaya y con la facción aliada del Partido Liberal, mismo que permitiera al régimen refundacional, desbloquear la paralización legislativa y enmendar la irregular elección del Fiscal General y el Fiscal Adjunto. Los diputados del PN, siguiendo órdenes de Asfura, votaron y, además, de enmendar el error señalado, eligieron los miembros de los organismos electorales y los integrantes de los de control administrativo. La justificación de Asfura, es que, si no lo hacían, habrían perdido la oportunidad de llenar los cargos que, en el peculiar modelo hondureño, le “pertenecen” al Partido Nacional.
Pero, muchos otros imaginaron que, a cambio del apoyo de Asfura, éste había recibido de Mel Zelaya, la promesa que no serían reactivados algunos procesos en contra del ex alcalde de Tegucigalpa, por irregularidades en el manejo de los fondos municipales. En visita que me hiciera Nasry Asfura, me dió amplias explicaciones orales, sin ningún documento de respaldo, en que ratificó que no había negociado apoyo alguno, que sus casos se manejaban y siguen haciéndose de acuerdo con la ley procesal que le han sobreseído la mayor parte de los reparos hechos a su administración al frente de la alcaldía.
A las preguntas sobre la idoneidad de sus contrapartes, me ratificó que él es un hombre de buena fe, que cree en la buena voluntad de los demás; y por su carácter de político que no hace daño a los demás, estaba convencido que los otros, tendrían iguales comportamientos. Argumenté que Mel Zelaya no era confiable; que había engañado dos veces a Salvador Nasralla; y que Carlos Flores, tenía una visión de la política que, no siempre era democrática.
Aparentemente, un grupo de nacionalistas, cuya identidad desconozco, tiene dudas similares. Incapaces de hacerlo en la forma que se estila en partidos democráticos que desafortunadamente no tenemos, han recurrido al anonimato de las redes sociales; y, en forma genérica, se han dirigido a Asfura, haciéndole las mismas preguntas que yo le hiciera durante la visita a nuestra casa de habitación. Dicen, los remitentes que: “Hoy han transcurrido Ochenta y Ocho (88) días desde el fatídico 29 de abril de 2024 y Tito Asfura aún no nos ha explicado a los Nacionalistas porqué, o a cambio de que, le entregó a Libre la Fiscalía, los suplentes del CNE, TJE, RNP, por qué no vetó a Paola Hall y Marlon Ochoa en el CNE y por qué ratificó a Rolando Kattán y no vetó a los otros 2 Comisionados del RNP que fueron factor clave para entregarle las plazas del Partido Nacional y darle prioridades a los de Libre en la entrega y reposición del DNI, identificación y traslados de domicilios a sus seguidores. Estamos “listos y servidos” en las próximas elecciones generales”.
Aunque no conocemos los autores, los reclamos son bien documentados. En afortunada coincidencia, Áfrico Madrid – joven líder del PN que en los últimos dos años ha mantenido un bajo perfil– ha hecho circular una carta haciendo iguales reclamos. Asfura debe responderles a sus correligionarios; y, a todos los hondureños. No sólo se trata de incomodidad partidaria por algunos nombramientos, sino que, en su conclusión general, anticipa un resultado electoral en que, la soberanía popular se verá comprometida en la medida en que, según los rumores, el acuerdo garantiza a la candidata oficial del PLR, Rixi Moncada, un resultado electoral favorable, aunque la voluntad popular apunte hacia otra dirección.
Esta preocupación se la presenté a Asfura. Respondió que, como hombre de buena fe, confiaba que Hall, Kattán y Ochoa, actuarían legalmente. Y como Kattán es formalmente nacionalista –CF lo considera poeta-técnico—, nos dijo Asfura que, le había hecho una clara definición entre lo técnico y lo político; y que, esto último debería, en cada caso, ser sometido a su consideración para ordenar lo correspondiente. Por mi carácter de anfitrión, no le dije que la frontera entre esos términos es muy tenue. Pero, ahora que sus correligionarios lo interrogan, está en la obligación de responder. Como demócrata está más que comprometido. Y como candidato, es su deber, porque nadie quiere políticos tramposos, que imaginan que el país es suyo, una hacienda; o una empresa capitalina.