Por Rafael Delgado Elvir

Economista. Catedrático universitario

JOH y su gente están cosechando lo que sembraron años atrás. Es por eso que ninguno de los elementos de la crisis por la que estamos pasando se sostiene en el aire, es decir como resultado de alguna perversa intención de meterle fuego al país. Estoy seguro que ya son muy pocos los que creen eso. Lo que estamos viviendo es el resultado de muchos años de descuido de los problemas fundamentales ya que el poder político de la nación se ha ejercido cada vez más guiado por intereses de cúpulas corruptas orientadas a repartir el botín, a asegurar posiciones y a repartir migajas. Lamentablemente, absolutamente todo se pone en funcionamiento para afianzarse en el poder, por un día más controlando el presupuesto de la nación. El poder se ha convertido en un propósito sin contenido social.

En esa dinámica para eternizar ejerciéndolo a su favor, se ha relegado a un plano muy inferior todos los objetivos. No debe por eso sorprender que en el área de salud y educación, que son preocupaciones fundamentales de todo partido político en el poder, los avances que se han tenido sean nulos en los últimos años. Los informes de progreso del sistema de educación pública para el caso indican que no ha habido avances en cobertura, en calidad, en equidad ni en formación docente durante los últimos años. Además de eso el financiamiento a la educación ha bajado en términos porcentuales. ¿A qué se han dedicado entonces durante este tiempo?

La cúpula nacionalista de los últimos diez años alrededor de Pepe Lobo y JOH, no solamente abandonó la salud pública. Mostrando la vileza de su naturaleza, se dedicó además a asaltarla, a desviar fondos que fueron abonar las cuentas de las campañas políticas y de algunos delincuentes. Eso es lo que en gran medida explica la precaria situación del sistema de salud.

La gente en Honduras ha dado suficientes muestras de descontento hacia esta cúpula gobernante. Se lo demostró con las antorchas el 2015; se lo volvió a repetir en las elecciones generales del 2017 y la crisis postelectoral. Ahora en el 2019 nuevamente en respuesta al lamentable estado de la educación y salud, los ciudadanos se lo han vuelto a recordar. Pero la cúpula gobernante ya no puede escuchar, ni puede entender las respuestas. Aceptar y recapacitar para cambiar está en contra de su propio futuro. Enmendar significaría poner en funcionamiento todos los mecanismos para que la justicia funcione correctamente y mandar al mamo a todos los pícaros, narcoempresarios y narcopolíticos en el poder; implicaría recortarle el presupuesto al Congreso Nacional, a Defensa y a los gastos innecesarios de la Presidencia; hacer compras ajustadas a precios de mercado, llevar a cabo licitaciones transparentes. Todo esto desbarataría sus estructuras y su poder.

Lamentablemente en el país quedan algunos sectores con mucho poder que todavía no aceptan que son necesarios los cambios ya que de prolongarse el régimen de JOH nos llevaría a una crisis de mayores dimensiones. La cúpula empresarial de San Pedro Sula, aunque tarde, ya recapacitó. Se dio cuenta de la naturaleza del actual gobierno después que JOH les hurgara los bolsillos en su afán de aumentar la recaudación para financiar sus caprichos. Mientras tanto la cúpula del COHEP en Tegucigalpa mantiene su lealtad al régimen y con disposición todavía de salir en su defensa llevándose de encuentro a la mayoría del empresariado emprendedor que no entiende para qué más impuestos y más cargas cuando los niveles de corrupción del régimen nos ubican en los últimos lugares del continente y el mundo; cuando no hay avances en seguridad, justicia, educación y salud.

delgadoelvir@yahoo.com

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