Dr. y Abg. Dennis A. Castro B.*

Sociopatía se refiere a un patrón de comportamientos antisociales y actitudes, incluyendo manipulación, engaño, agresión y falta de empatía por los demás. La sociopatía no es un término de diagnóstico, y no es sinónimo de “psicopatía” aunque la superposición lleva a una confusión frecuente. Los sociópatas pueden romper la ley o no, pero al explotar y manipular a otros, violan la confianza sobre la que está basada la sociedad humana.

Al no poner un detente en cosas mínimas como el irrespeto a los semáforos, asegurar la función social de las aceras, el ordenar el uso de carriles en calles, el persistente concepto que “el cargo público” es para aprovecharse, que las colas son para pendejos, el pudor desaparecido, el negocio sin controles sociales, el morbo y la difamación en medios con libertinajes, la sensación de un gobierno como botín particular, la corrupción política, los altos niveles de criminalidad organizada y desorganizada, pobreza extrema como inflación galopante, el existir territorios en manos de criminales, la incapacidad de dar servicios públicos ya harto conocidos, incapacidad de interactuar con nuestros oponentes políticos sin llegar a la línea roja con ofensas y agresiones, vulnerabilidad ante los desastres naturales, la incapacidad para ofrecer servicios básicos como salud, agua, educación, tren de aseo, correo, está haciendo que el sentido común del ciudadano le sugiera en su yo interno el migrar del país con gobernatura en límites de fallido en todo sentido, continuidad de los últimos años enfrentando a un jefe de familia el vivir o no vivir.

La nuestra una sociedad extremadamente polarizada, abundantemente tóxica está fomentando la emigración de jóvenes de altísimo nivel de preparación, políglotas, y demás, que por la criminalidad sumada a la desvalorización de su esfuerzo académico no tiene otra opción. Es rara la familia nacional que no tenga un migrante en los últimos 20 años.

La nuestra una sociedad insegura fomenta la no inversión nacional mucho menos la extranjera, e inclusive, fuera de Roatán y demás, el turismo casi se convierte en un suicidio por los niveles de inseguridad en vías públicas, locales, y todo lo antes descrito con la consecuente pérdida de empleos en servicios en este lucrativo negocio sin chimeneas.

Deben de entender de una buena vez, que el connacional cada vez más está mentalmente sociópata, es decir: incapaz de vivir en sociedad, lo que al enfrentar normas y demás: le causa hilaridad, despierta su instinto criminógeno y actúa con total obnubilación  de escaso juicio crítico por lo que criminaliza toda frustración. Estamos criminalizando sociedades que llegarán a estigmatizar al: “ hondureño”, con consecuencias para todos los que se identifiquen con la nacionalidad.

Un país tiene población anárquica cuando existen gobiernos sin el valor de implementar el autorespeto a las normas y leyes sociales fomentando por omisión la continuidad de una sociedad criminal hoy exportable, y promoviendo la existencia de un gobierno fallido.

A quien le atribuirán los del observatorio de la violencia de la UNAH con respecto a los crímenes entre hondureños en España o entre los mismos connacionales en Estados Unidos (¿?), como ejemplo tenemos que en los últimos 6 meses se han tabulado en España desde mutilación de genitales de un varón por su compañera, apuñalamientos, etc., todo ocurrido entre connacionales.

La Honduras de acá necesita con urgencia el análisis científico y profesional del crimen, la prevención e investigación, el no hacerlo como ha venido ocurriendo fuera de toda verborrea de los chamberos de turno, es agravar cada día más el tema, con la consecuente extensión del crimen en la Honduras de allá.

* Criminólogo

La Tribuna

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