Radio Progreso
Muchas voces coinciden que el 28 de noviembre se abrió una oportunidad para impulsar un proceso de transición en el país, pero también se coincide en que Doña Xiomara Castro no es que tenga una varita mágica a la que sacudirá y todo cambiará como en Alicia en el país de las maravillas.
Otra coincidencia, es que doña Xiomara lo que recibirá el 27 de enero es una papa caliente, para lo cual requerirá paciencia y talento para enfriarla, sazonarla y saber compartirla con toda la sociedad hondureña.
El gobierno de doña Xiomara puede ser el puente para transitar del crimen organizado institucional que hereda, a sentar las bases para construir democracia y Estado de derecho. Era de esperarse que el régimen saliente hiciera todo el daño posible, y esté dejando empeñado el país para las próximas décadas.
Pero llama la atención que algunos diputados de su partido estén creando dudas e incertidumbres que pueden pagar muy caro. Como bien lo dice Jari Dixon, diputado de Libre: “si no se cumple el acuerdo suscrito por la presidenta electa Xiomara Castro y coordinación del partido Libre, sería dar a la gobernante la primera derrota política antes de tomar el poder.”
En este escenario los conductores del nuevo gobierno tienen que hilar fino para saber responder a todas las demandas con lo pocos recursos que tendrán entre manos. Se necesitará mucho talento, sensatez y audacia política para saber qué piezas mover y cuándo moverlas. Honduras es un rompecabezas no fácil de armar y menos de gobernar. Pero el país cuenta con ese talento humano, ojalá les abran las puertas y los dejen trabajar.
El éxito del gobierno de la Doña Xiomara pasa por tres palabras sencillas: confianza, diálogo y transparencia. Ella inicia su mandato gozando de altísima legitimidad que le permitirá abrir alamedas para dialogar y consensuar con diversos sectores de la sociedad hondureña. Si por el contrario, su gobierno se encierra en sí mismo, concentra el poder y hay opacidad en sus acciones, rápidamente perderá su legitimidad y todos habremos perdido una hermosa oportunidad para adecentar la administración pública. Por suerte aún no tomó posición, hay tiempo para recapacitar y mucho camino para trabajar por la alegría y dignidad de la gente.
