Juan Ramón Martínez

I

Trump sigue con su “guerra”. Solo cuando las bolsas de valores le envían señales negativas y los inversionistas se refugian en los “fondos soberanos”, hace una pausa. Suspende la aplicación de los aranceles por 90 días; pero los eleva hasta el 134% a China. Esta responde con fuerza. La UE, hace pausa antes de responder. América Latina, especialmente México, espera y negocia. Trump anima a la Reserva Federal para que baje los intereses y baje el valor del dólar. Esta calla. Y lo que parecía su estrategia para reducir el pago de la deuda externa, no puede aplicarse sino con grandes pérdidas que empiezan a molestar a los consumidores. Además, se notan las primeras fisuras entre Musk y Navarro, que reaccionan de diferente manera ante los mercados y los resultados económicos. No se satisfacen con que 70 países se preparan para “lamerle el trasero” a Trump.

II

Se celebró la IX Cumbre de CELAC. Las reacciones locales tienen que ver con el costo de la celebración, su uso con fines políticos y la repetición del discurso de “los doce años de dictadura”. Xiomara tiene cansado el auditorio. Las opiniones externas, apuntan a cuestionar el origen de la entidad, creada por Chávez para oponerla a la OEA, Estados Unidos y a Canadá. Falta unidad. De los 33 miembros. Solo estuvieron diez gobernantes. Bukele de El Salvador, Ortega de Nicaragua, Chávez de Costa Rica, Briceño de Belice, no asistieron. Tampoco Abinader de República Dominicana, Noboa de Ecuador, Ali de Guayana, Peña de Paraguay, Boluarte de Perú, Boric de Chile y Milei de Argentina. La conducción de las sesiones, mostro la incompetencia de Xiomara, al negar la palabra a ministros, confundiendo números con consensos; y pasando por alto que cuatro de los países, no suscribieron la declaración de Tegucigalpa. Su ignorancia parlamentaria y talante autoritario, dan vergüenza. Pero lo obvio es que contrario a lo que se había creído la CELAC se llamó al silencio ante Trump. No condenó al capitalismo, tampoco al neoliberalismo. La misma cantaleta con la que se satisfacen los líderes latinoamericanos y caribeños, para disimular sus incompetencias e irresponsabilidades. Un fracaso nacional, una vergüenza internacional.

III

La declaratoria de los resultados de las internas, puso fin a una semana tensa entre las filas de los partidos participante. Se creía que Ochoa no firmaría el acta. No nos equivocamos. Los resultados, muestran que el partido más fuerte es el Partido Nacional. El PLR, aunque corrió con ventaja, manejando todos los recursos gubernamentales, no ocupo el primer lugar. Si Rixi fue la más votada es porque no compitió con nadie. Nasralla, es quien junto a Cálix, logró remontar al Partido Liberal de los ingratos 300.000 votos de Luis Zelaya, Mauricio Villeda y Yani Rosenthal.

IV

Los tres partidos y especialmente el de gobierno, han mostrado sus cartas y forma de jugarlas. Ahora conocen cuáles son los cuadros con los que tienen que enfrentarse. El Partido Nacional, tiene que evitar que el “juan orlandismo“ se quede en casa y no salga a votar. O que pacte con Nasralla apoyando al Partido Liberal. Los dos partidos democráticos deben entender que cualquiera daño que se infieran entre sí, favorece a Mel y a Rixi. Para ganar las elecciones de noviembre es necesario tener más de 1.500.00 votos. El lugar o “caladero” donde conseguirlos es entre los independientes, la segunda fuerza política nacional. Los tibios es fácil llevarlos a las urnas. El millón de votantes que no votaron se distribuirán entre los tres partidos en la misma proporción del M-9. Ganará el que logre devolverle la confianza a una clase política que no tiene clase, y tampoco talento para desarrollar un discurso que convenza que su respaldo significara proteger los intereses de los escépticos, que cada día que pasa son mayores. Rixi, debe entender que el rechazo hacia su arrogancia e inseguridad, no ha alcanzado todavía las cotas más altas; crecerá más si dividen al electorado en izquierda y derecha, entre buenos y malos, entre comunistas y demócratas. La derrota está en el BCH: el electorado votara contra Mel porque no ha podido mantener la ficción que es el “chinchin” del pueblo y más bien es notorio que no cuenta con las mayorías que creían que les habían “adoctrinado” los profesores cubanos. Y que además, abusa usando los bienes públicos en su favor y sus familiares

V

Roosevelt Hernández se perdió la cumbre de la CELAC. Tuvo que viajar a Panamá, donde se reunió con el Secretario de Defensa de Estados Unidos que visitó ese país en su estrategia de defender el Canal de Panamá, de la amenaza de China. Vestido de civil, con pantalones ajustados, parecía más pequeño, un general de mentiritas, que no quiebra un plato; ni espanta una mosca. Vestido como burgués, no parece el comunista que dicen que es para alegría de Maduro de Venezuela. Tampoco el entusiasmo que le brinda Padrino de Venezuela. Está participando en la Conferencia de Seguridad Centroamericana y en la que participan las autoridades militares y civiles de las entidades de defensa y seguridad de los países de Centroamérica y el Caribe. Ojalá que su principal asesor “Doctor” Ángel Alvarado, “líder” e ideólogo de la catedra Morazánica, le haya informado que las FFAA tienen obligación de defender militarmente al Canal de Panamá en virtud de un tratado firmado con Estados Unidos. De modo que debe devolver las carabinas y las pistolas, para que sus “amigos” y “enemigos” en las FFAA, que no están orgullosos por sus estupideces, cumplan con sus deberes profesionales.

VI

Dice Flores que para que salgan bien las cosas, hay que creer. Que si creemos que no nos engañarán, los políticos no nos engañaran. Más bien protegerán el bien común. Extraña forma de adormecimiento. Teología arrabalera. Ingenuidad cristalina. “La promesa auto cumplida”. Olvida que solo desde el poder se cree en la buena fe de los poderosos; y que confiar en los políticos, obligara a convertirse en santos, honrados y mortales dedicados a la construcción del bien común, es una tontería. Nasry Asfura piensa igual: no critica; y espera – a cambio – que todos sean “buenos y santos”. Eso es ignorancia de la naturaleza humana.

Priva la desconfianza. Conocemos nuestro “ganado”. Los políticos son mentirosos. No cumplen sus promesas. Han ofrecido progreso y hay atraso. Bienestar, y tenemos pobreza y miseria. Libertad y vivimos en “estado de sitio”. Mejores servicios y no hay cupo en hospitales y en las escuelas enseñan estupideces. Ofrecen trabajo y honestidad y no hay empleo. Los ex gobernantes son ricos y potentados. Irrespetan la ley. Violan la Constitución. Uno está en Nueva York. Otro, en Lepaguare. El Congreso no trabaja. Los diputados son sirvientes del que manda, ofendiendo al pueblo. Los políticos buscan la riqueza para ellos, sus parientes, amigos y concubinas. El bien común, les interesa poco. Como cree “chele”, que el pueblo va a creer a sus “colegas” y a usted, ¡carajo¡.

Un magisterio como el que predica, ofreciendo que así obligara a los políticos a portarse bien, es estúpido. Le da continuidad al de sus “colegas” que sin aportar y cuidar nada, engañan al público y aumentan sus beneficios. Los políticos deben convencernos que han cambiado; que trabajan por la colectividad, descuidando sus fincas e industrias. Que trabajan por el mejoramiento de nuestras vidas; y, que usan el dinero público con las manos puras y no con las puras manos.

Los formadores ayudamos para que escojan a los confiables y que los vigilen exigiendo rendición de cuentas. Que al final, vuelvan a trabajar como todos, confirmando que no se han enriquecido en los cargos públicos. Convenza a Mel primero, para creerle estimado “Chele”.

VII

Oscar A. Flores director de “El Pueblo”, en primera plana, en 1956, ponía diariamente el siguiente cintillo: “Ni Lozano; ni nadie que huela a Lozano será Presidente de la República”. Fue muy efectivo, como “Fuera JOH”, “Es para afuera que van” ; y “No al familión”. Los militares lo derribaron el 21 de octubre de ese año. Como sonaría: “Ni Rixi; ni nadie que huela a Mel, será presidente de Honduras”. Y sin que nos ayuden los militares. Esta vez, duermen en el otro lado.

VIII

Para empezar a construir la confianza en los políticos, hay que convertir al Congreso Nacional en foro de discusión política; y no el espacio tramposo de ahora, donde se le niega a los diputados la libertad para expresarse, anticipando que lo que va a proponer — sin discutirlo–, es malo para el país. Nos ofenden cuando maltratan a Maribel Espinoza. Creíamos que Hugo Noé Pino era diferente a Luis Redondo. Estábamos equivocados. Los dos son sirvientes “bien pagados” del patrón que duerme la siesta en Lepaguare.

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