Radio Progreso

Así se llama una de las canciones de la Misa popular salvadoreña, una composición musical de un texto bíblico. De su letra recogemos que en la vida hay tiempo para todo, para morir y para vivir; para callar y para hablar; para destruir y para edificar; para el luto y para la fiesta. Esta canción nos puede ayudar a comprender la coyuntura que abrió las elecciones.

Estos días son tiempos para salir del luto y entregarse a la fiesta. Después tantos años de represiones, criminalización, de humillaciones y de vergüenza mundial, tenemos el derecho de celebrar y convertir la fiesta en oportunidad para derrumbar los miedos y violencias, y dar paso a la esperanza de un país que se abre a la reconciliación y a la paz a partir de aplicar justicia.

“Todo lo que está debajo del sol tiene su hora”, nos sigue diciendo la canción. Así como parece que le llegó la hora al bipartidismo y a la clase política rancia que tanto daño ha hecho, también parece que llegó el tiempo de las juventudes y de las mujeres, quienes fueron determinantes en estas elecciones, y están mostrando señales de participación activa en diversos espacios públicos.

Es el turno del ofendido, como diría el poeta salvadoreño Roque Dalton. Es tiempo de que todas las víctimas de la dictadura sean resarcidas por todo el daño sufrido. Es tiempo de la libertad de los presos políticos y los defensores derechos humanos y del territorio. Es tiempo para hacer memoria de todos hombres y mujeres que cayeron en estos 12 años en la defensa de la democracia y del Estado de derecho.

Hemos vivido tiempos de mucha destrucción y debemos abrir el paso al tiempo de edificar. Se destruyó casi toda la institucionalidad, y llegó el tiempo de tener pesos y contrapesos que ayuden a fortalecer la democracia. Es tiempo de tener un nuevo Ministerio Público y una nueva Corte Suprema de Justicia, es tiempo para combatir la corrupción y la impunidad.

Debemos pasar del tiempo de callar al tiempo de hablar. Tenemos que pasar de los encierros a la recuperación de los espacios públicos, es tiempo de la corresponsabilidad ciudadana, de formular propuestas en las organizaciones. Es tiempo para la búsqueda de consensos, para la construcción de puentes entre distintos actores sociales, porque todos hemos perdido en esta década y todos podemos aportar algo este escenario de transición que se abre. Honduras necesita un respiro, y se está abriendo camino para ello, y si todos y todas aportamos podremos crear un ambiente de país para un nuevo amanecer.

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