Juan Ramón Martínez
El destino de Honduras, siempre ha sido subordinado. No hemos tenido voluntad y capacidad para definirnos. Y, seguir un curso independiente, aliándonos; o alejándonos de los peligros, para no participar en pleitos ajenos. Desde la colonia, Honduras fue la más pobre y más débil. La universidad llego 26 años después de la independencia. Por eso, las elites han sido extraordinariamente incultas, rurales, egoístas, de pocas luces; y con una abierta inclinación hacia la subordinación. José Cecilio del Valle lo descubrió. Dijo que no estábamos preparados. No firmo el acta – porque no había quórum—y se opuso a la anexión a México, mientras la oligarquía de Comayagua, no podía imaginar vivir en la Republica de Centroamérica. Los liberales de Tegucigalpa, — los más independistas–, eran muy pocos y discretamente ilustrados. Sus conocimientos del liberalismo y del iluminismo eran muy limitados. Incluso algunas consejas populares sobre el conocimiento de Herrera y Morazán del idioma francés y las teorías de la Revolución francesa, todavía esperan documentos que prueben que escribieron cartas, un artículo en francés, como Valle, intercambiaba correspondencia con Bentham.
Por ello, la cultura política hondureña, tiene un fuerte sesgo hacia la subordinación. Es patriarcal, caudillista y antidemocrática. Los enemigos de Morazán, se aliaron con los ingleses y solo Juan Lindo, mostro fuerza y ánimo para la libertad, deteniendo a Chatfield. En los primeros años de la Republica, en nuestros asuntos internos, intervenían los vecinos, incluso Costa Rica – que rechazo a Morazán y le fusilo en una tarde de vergüenza— en nuestros asuntos internos. Barrios de Guatemala y Gonzales del El Salvador, nos impusieron uno de los “mejores” gobiernos que hemos tenido. En 1876, nos enviaron la reforma Liberal, que no produjimos. Marco Aurelio Soto, Rosa, Bográn, Gutiérrez, Zúñiga y Vallejo, eran subordinados de los guatemaltecos. Ellos pensaban, los hondureños, obedecían. Cuando Soto no quiso seguir la aventura de Barrios, lo denostó, obligándolo a renunciar.
A partir de 1907 Honduras se subordino a Estados Unidos. Todos los problemas, muchas veces desacuerdos caprichosos entre adolescentes desorientados, fueron entregados para su resolución a Estados Unidos. Después de la Segunda Guerra Mundial, dirigió el proceso de modernización de Gálvez Durón. Impulsaron la reforma militar de 1954. En 2009, la primera puerta que toco Mel llorando para que le devolvieran la presidencia fue la de Chávez e Hilary Clinton.
Ahora la elite “zelayista”, como niño recién bañado, está loquita con China. Sin reparar en diferencias culturales, distancias religiosas; e incluso singularidades políticas, ha creído que para romper una dependencia – la estadounidense—hay que iniciar otra, sometiéndonos a China, que nos dará libertad y desarrollo. Pero ahora, – el menos dotado en términos económicos, Fredis Cerrato ha descubierto y dicho que estamos equivocados; y que debemos rectificar. Pero no dice—es mucho pedirle–. que tenemos que confiar solo en nosotros mismos.
Igual que tiempos de Soto, las elites menos nacionalistas torpes y violentas –las gubernamentales–, han entregado nuestro destino a Venezuela. Un ignaro, inculto, en la frontera de la incapacidad elemental para pensar, es el que dirige los destinos hondureños; Maduro ordena y Mel — pagayo mayor, cabeza rapada–, que repite estupideces diariamente, cumpliendo instrucciones, con el apoyo de intelectuales orgánicos – pagados por el erario público—que le escriben libros, como Balaguer le escribía textos filosóficos a Trujillo y le ayudan a respirar, dirige Honduras al precipicio.
Maduro ha creado el guion del “enemigo externo” – Estados Unidos y España – y la repetición de la amenaza del “golpe de estado”. Mel, repite a Diosdado Cabello: critica a Estados Unidos, responsable de nuestros males, incluso de la caída en pecado de sus familiares y correligionarios, que eran inocentes en la adicción y tráfico de la droga. Repiten que viene el golpe de estado. Que solo ellos pueden darlo, capturando diputados y encarcelándolos, para disolver el Congreso. Tienen arrodilladas a las Fuerzas Armadas que no son nuestras, ni nacionales. Son guardias pretorianos, y de repente los nuevos amigos de los mismos narcotraficantes. Pronto Muños capturara sospechosos, amenazara periodistas y comprara pusilánimes, que venderán silencio a cambio de 30 monedas judaicas. Muchos hacen negocios, viendo para otro lado, hablando con animales, inventándose sonoridades pestilentes.
Ningún dictador entrega el poder. Hay que quitárselo. Sandino lo enseño. Mel es un dictador. La mayor amenaza de Honduras. Nos destruirá. Hay que encarcelarlo. Rixi y Ochoa, son los mandaderos locales.