Por Mario Hernán Ramírez

Presidente vitalicio “Consejo Hondureño de la Cultura Juan Ramón Molina”

El 13 de marzo de 1925 se reunió en Tegucigalpa lo más granado de la intelectual nacional de por aquel entonces, entre quienes figuraban Paulino Valladares, Luis Andrés Zúniga, Froilán Turcios, Julián López Pineda, Alejandro Castro p., Salvador Turcios Ramírez, Miguel Ángel Ramos, Ángel Fortín, Rómulo Ernesto Durón, Manuel Ramírez (El atrevido garzón), Manuel M. Calderón, Ramón Santamaría y otros intrépidos varones de la época para fundar una institución que encumbrara o enalteciera la labor periodística de los hombres que por entonces escribían en los diarios o semanarios de aquellos lejanos días.

Pero no fue sino el 6 de julio de ese mismo año cuando se le otorgó la personería jurídica en el gobierno del doctor Miguel Paz Barahona, dicho sea de paso, un gobierno democrático por excelencia.

La recién fundada organización fue membretada con el augusto nombre de Asociación de Prensa Hondureña por sus siglas (APH), mismo que en el siguiente gobierno del doctor Vicente Mejía Colindres tuvo amplia y relevante actuación en los actos culturales que se desarrollaron durante ese gobierno también democrático.

Pero al asumir la presidencia el doctor y general Tiburcio Carías Andino, la APH prácticamente desapareció del mapa y no fue sino 16 años después, durante el gobierno del doctor Juan Manuel Gálvez cuando volvió a tomar fuerza e influencia en el quehacer fundamental de la república, criticando y alabando la labor de los gobiernos de los períodos que antecedieron al doctor Gálvez, porque en dicha institución se congregaron todos los periodistas que en ese entonces ejercían la profesión.

Aquí vale la pena señalar que para pertenecer a la APH además de ser periodista, escritor, poeta y propietario de imprentas, se pagaba la mínima cantidad de dos lempiras mensuales.

Fue precisamente en el gobierno del doctor Juan Manuel Gálvez cuando a la APH se le otorgó el edificio que actualmente sigue funcionando para tal fin, ubicado en el histórico barrio El Guanacaste de Tegucigalpa, mismo que posiblemente será remodelado y embellecido para la conmemoración de los cien años en marzo de 2025.

Fue el doctor Paulino Valladares, director de El Cronista el primer presidente de esta organización cultural.

En la segunda etapa la APH aparece como primer presidente el doctor Julián López Pineda, entonces director de diario El Día y sucesivamente en períodos de un año le siguieron Celeo Murillo Soto, Enrique Gómez, Víctor Cáceres Lara, Manuel Luna Mejía, Eliseo Pérez Cadalso, Joaquín Mendoza Banegas, Oscar Acosta, Mario Orlando Henríquez, Andrés Torres h., Donaldo Castillo Romero, Gerardo Alfredo Medrano, Martín Baide Urmeneta, Magda Argentina Erazo Galo, Guillermo Pagán Solórzano, José Domingo Flores, José Ochoa y Martínez, Raúl Lanza Valeriano, Mario Hernán Ramírez, Alejandro Elpidio Acosta, Fela Isabel Duarte, Miguel Osmundo Mejía y actualmente Carlos Rubén Ortíz Ruiz el que recientemente fue re electo para un período de cuatro años, ya que los estatutos y reglamento interno fueron modificados.

Ha sido la Asociación de Prensa Hondureña una especie de centinela para los gobiernos que han funcionado desde 1925 hasta la fecha, exceptuando por supuesto los 16 años de don Tiburcio Carías, que no funcionó.

Sin embargo, ahora existe el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH) que alberga en su seno a los hombres y mujeres egresados de las diferentes universidades del país, mismo que nació bajo los auspicios de la APH, ya que los directivos de la misma en aquella época hicieron todos los trámites para crear el colegio y la Escuela de Periodismo anexa a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras; posteriormente las demás universidades existentes acogieron en su agenda educativa a la Escuela de Periodismo ya con el rango de Facultad de Ciencias de la Comunicación.

El Colegio de Periodistas creó un premio muy valioso con el nombre de Álvaro Contreras, recordando al insigne panegirista, nacido en la ciudad de Cedros en 1839 quien se convirtió en un ferviente admirador y comentarista de la obra del general Francisco Morazán, por lo que, los gobiernos conservadores de aquel tiempo de la región centroamericana, lo expulsaban de sus países por la solidez y valentía conque este hondureño ilustre criticaba los errores de aquellos gobiernos.

Pero, volviendo a la APH, esta institución insignia del periodismo hondureño prepara desde ya sus baterías intelectuales para darle a la fecha de su centenario todo el realce que una efeméride de tal naturaleza se merece y ha escogido un selecto grupo de miembros de su seno para que elaboren en primer lugar un libro histórico que deje constancia de lo que la APH ha realizado durante un siglo portentoso; para esa fecha, posiblemente se edite un sello postal conmemorativo, se coloque una urna en la que se guardará por un siglo toda la actividad periodística del día en que se conmemore la centuria de la misma.

Es preciso señalar que la APH durante los gobiernos militares del siglo pasado fue objeto de la donación de sendos predios tanto en Tegucigalpa como en San Pedro Sula, para ubicar ahí las colonias de los periodistas, actividad que se ha venido realizando muy despacio.

El actual presidente, licenciado Carlos Rubén Ortíz tiene frente a sí la enorme responsabilidad de resaltar esta fecha, lo que destacó en su discurso de toma de posesión de su nuevo período, para lo cual desde ya ha comenzado a nombrar las diferentes comisiones que trabajarán para celebrar por lo más alto la primera centuria de esta benemérita institución.

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