Por : Alessandra Bueso 

Desde el 2010, la Caravana del “Viacrucis del Migrante”, ha representado para los indocumentados la oportunidad de un mejor trato, la oportunidad de visibilizar una realidad que los gobiernos especialmente los Centroamericanos quieren ocultar, porque se ven obligados a salir por la inseguridad, por la falta de empleo y porque no pueden vivir ante la inflación que los agobia.

Este año, el Viacrucis fue diferente, la cifra de migrantes que calorizó este movimiento marcó la diferencia y puso en alerta al gobierno norteamericano que ante el temor de la avalancha de “ilegales”, decidió salir al paso anunciando sanciones para los países que permiten el paso de los hombres, mujeres y niños y de reforzar la frontera para evitar el ingreso de esos que sólo van pidiendo una oportunidad.

Hoy la peregrinación de indocumentados ha bajado, pero ese millar de almas está en ciudad de México, convencida que deben continuar, convencida que del país que salieron no pueden regresar. “Si me hubiera quedado en Honduras, me habrían matado, de eso estoy segura” dijo Magdalena Muñoz, una hondureña que es parte de la Caravana.

Los centroamericanos resisten, resisten ese 80 por ciento de migrantes que son hondureños. Muchos no han continuado, se han acogido a las opciones que les da el Gobierno mexicano y la mayoría ha optado por una regularización y otros por asilo.  Sólo la semana pasada, México otorgó 440 visas humanitarias.

“La caravana sigue su plan original. Estamos en ciudad de México para hacer protestas, plantones, pero de aquí cada uno decide qué destino tomará. Pese a todo el grupo está unido” explicó Irineo Mujica, uno de los organizadores del movimiento.

Viajar en la Caravana para la mayoría es una oportunidad, es el método seguro de cruzar sin problemas el territorio mexicano. “Es una oportunidad de cruzar México de forma segura ante los peligros que la ruta. El informe de Médicos Sin Fronteras reveló que el 68.3% de los migrantes son víctimas de violencia a su paso por México.

Si en el 2017, las solicitudes de asilo de los hondureños, guatemaltecos y salvadoreños aumentaron en un 66%, con el incremento de indocumentados llegando en el 2018, se estima que esa cifra irá en aumento.

Mientras las aguas del lado de la frontera estadounidense se calman, muchos ven en México el país donde una oportunidad aguarda, el lugar para quedarse mientras pueden avanzar y llegar a su meta. No está fácil, pero las esperanzas es lo último que pierden.

Las medidas arrecian contra los migrantes, pero ellos están claros que pese a todos los obstáculos, su lucha no se detiene.

 

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